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domingo, 13 de marzo de 2016

CRÓNICA DE LA XXXII ZURICH MARATÓN SEVILLA 2016. La luz al final del túnel.



El recorrido a una vuelta por la ciudad

I. EL VIAJE A LA CAPITAL ANDALUZA.
Llegamos a Sevilla el viernes por la tarde y nos quedamos en un fantástico y acogedor apartamento, bastante céntrico pero alejado del bullicio turístico (a medio camino entre la estación de Santa Justa y la Catedral). Nos dimos una buena caminata por la noche hasta la Alameda de Hércules y cenamos en El Nikkei, un restaurante peruano-japonés con una exótica carta que nos encantó. Evidentemente caí en la cama como un saco de papas: me había levantado a las 6 de la mañana para realizar el último entreno en la cinta del gym, después fui a trabajar media jornada y de ahí directo al aeropuerto. Un día agotador, aunque repleto de emociones.
Expo Maratón en el FIBES

Tras dormir como un bendito y desayunar con fundamento, fui a buscar a Aarón Sánchez a su hotel y cogimos un tren cercanías en Santa Justa, con destino al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (FIBES), donde se encontraba ubicada la Feria del Corredor.

Recogimos el dorsal y un estupendo cortavientos New Balance con rapidez a pesar del volumen de corredores. Disfruté mucho con el ambiente en la Expo Maratón y con los distintos stands de marcas y patrocinadores. Incluso pude saludar al gran Martí Viudez, compañero de mi equipo La Bolsa del Corredor-Sport, que estaba acreditado como fotógrafo (seguramente el más rápido con sus 2h42’ en Berlin 2015).
Después nos acercamos al restaurante "La Mafia", donde me zampé el mejor plato de pasta que he comido en los últimos años. ¡Gracias a @antonioferher por su recomendación!
La cena del sábado la compartí con el lanzaroteño Héctor Fernández y su familia, que por desgracia no pudo participar en la carrera por una lesión, pero que iba a aprovechar al máximo la estancia en Sevilla.

II. LOS INSTANTES PREVIOS.
El día de la carrera amaneció bastante fresquito, unos 10º C, y con rachas de viento de 13 Km/h. El cercanías especial que salía de Santa Justa a las 07:15 horas (no se olviden de comprar el billete porque no es gratis y después hace falta para salir de la estación de destino) se abarrotó de corredores de todos los tipos, sitios y tamaños. Todo eran sonrisas nerviosas ante lo que se avecinaba.
Tras dejar las cosas en el ropero, nos dirigimos en mitad de una marabunta a nuestro cajón. Realizamos un somero calentamiento, demasiado poco en mi opinión, y nos escabullimos momentos antes de la salida para hacer un pis en el campo que bordeaba la carretera. El frío siempre estimula las ganas de orinar. Y los nervios todavía más jeje.
Por fin nos colocamos en la cola de nuestro cajón, sin agobiarnos por pillar un sitio más adelantado. Estos instantes son de profunda e íntima concentración. Se me aparecen flashes mentales de los últimos cuatro meses de duros entrenamientos y las mil y una vicisitudes que tuve que sortear para estar allí, en mi segunda Maratón, inspirando profundamente para llenar mis pulmones de coraje ante el desafío de Filípides. Aarón y yo nos deseamos fuerza para la carrera y entonces comienza la cuenta atrás... Cuatro... Tres... Dos... Uno...


Primeros compases del Zurich Maratón Sevilla 2016





III. KILÓMETROS 0-10.
Aarón Sánchez y yo buscando huecos
Tardamos más de 20’’ en traspasar la línea de salida y comenzar a correr. En los cinco primeros kilómetros era imposible coger el ritmo de crucero, había una cantidad ingente de corredores más lentos que te cortaban el paso o te cerraban al ir en paralelo. Recuerdo un corredor vasco al que se le cayeron todos los geles que llevaba en un cinturón y no los pudo recuperar. Una regla de oro en cualquier carrera es probar de antemano todo el material que vas a utilizar, y éste es un claro ejemplo de lo que puede suceder si no lo haces.
A partir del kilómetro cinco había calles más amplias y pudimos aligerar un poco el paso. Aún así Aarón y yo pasamos el kilómetro 10 en 41’56’’, dieciséis segundos más lentos del objetivo de carrera.




Persiguiendo la línea verde de la Maratón. Foto de AJC

IV. KILÓMETROS 10-18.

Avanzábamos con bastante soltura cuando Aarón Sánchez me dijo por tercera vez que no aguantaba más y se detuvo a orinar en un seto del margen derecho de la carretera. En su primera Maratón los nervios, el frío y el exceso de celo en la hidratación le jugó una mala pasada. Para mí fue un mazazo psicológico importante.
Esperaba dosificar los primeros 30 kilómetros a su lado y después apretar los dientes hasta el final. Pero no pudo ser. Perdí a mi amigo y compañero de muchos entrenamientos, con una estrategia de carrera igual que la mía, y ahora comenzaba una nueva Maratón para mí. La soledad del corredor de fondo, a pesar de estar rodeado de maratonianos, me cayó en la cabeza como un elefante.



V. MEDIO MARATÓN.
Fui saltando de un grupo a otro sin encontrar uno que llevara mi velocidad de crucero. Hubo tramos que me encontré rachas de viento de cara y me molestó bastante, aunque intenté que no me afectara anímicamente.
El paso por la media maratón también fue más lento de lo que esperaba, nada menos que 40’’ a pesar de siempre entre 4:04 y 4:06 min/Km. No me alarmé demasiado por este hecho, pero tampoco tenía sensaciones de ir sobrado para la segunda mitad de carrera.




VI. KILÓMETROS 21-30.
Seguía sin encontrar un grupo con un ritmo estable. Estuve varios kilómetros con un corredor, pero se quedó atrás en un avituallamiento. De todas formas seguía mi camino a buena velocidad, por debajo de 4:10 y tratando de guardar fuerzas y apretar en el tramo final. Me tomé el segundo gel en el kilómetro 25. Continuaba sobrepasando corredores y había momentos en que avanzaba en solitario.


VII. KILÓMETROS 30-35.
El paso por el Benito Villamarín, el estadio del equipo de fútbol Real Betis Balompié, fue de lo más animado, había mucho público con banderas de su equipo y un altavoz poniendo rock a toda mecha. Pero a partir del kilómetro 32 comenzaron los primeros síntomas de sufrimiento. Me sobresalté bastante, era demasiado pronto y todavía no había forzado la máquina.


VIII. KILÓMETROS 35-40.
En el parque de María Luisa se confirmaron mis malas sensaciones. Éste era el lugar donde tenía pensado atacar y aumentar el ritmo… Pero no tenía fuerzas. Iba muy forzado e incluso comenzaba a ir más lento.
El adoquín de la Plaza de España me hizo apretar los dientes, y a pesar de que es un lugar precioso, agradecí mucho salir de allí. A continuación nos internamos por las calles del centro donde se congregaba un entusiasta y nutrido público. A pesar de los ánimos, estos fueron mis peores momentos. Aunque seguía adelantando a muchos participantes, mi ritmo se ralentizó, iba completamente vacío de energías. El corazón y las piernas estaban perfectos, pero no tenía gasolina.
En el kilómetro 39 alguien me tiró del brazo, y al darme la vuelta vi que era Aarón Sánchez. Me alegró muchísimo verlo, estaba fresco como una lechuga y llevaba un ritmo endiablado, pero ya no me quedaba ni adrenalina para intentar seguirlo. Vi cómo se alejaba para realizar una gran marca en su debut maratoniano. ¡Felicidades campeón!
Realicé el tramo de la Alameda de Hércules con muy malas sensaciones. Sin embargo me recuperé un poco al cruzar el puente de la Barqueta e intenté aumentar la cadencia de zancada, teniendo cuidado de no petar en esos dos últimos kilómetros. Ya era consciente de que no alcanzaría la marca objetivo, pero que tenía al alcance de la mano bajar de 3 horas.


IX. EL ESTADIO DE LA CARTUJA.
Justo antes de entrar al estadio sobrepasé a un compañero canario que había chocado de frente contra el Muro y le di una palmada de ánimo. El tramo del túnel fue realmente emocionante. Te envolvía la oscuridad y las pisadas resonaban en las paredes, esas mismas paredes y ese mismo asfalto que presenciaron la llegada de Martín Fiz para proclamarse Campeón del Mundo de Maratón. La luz al final del túnel.
Parece increíble, pero al pisar el tartán del estadio de La Cartuja se esfumó todo el cansancio y noté fluir la energía por mis piernas. La grada de la recta de meta estaba repleta de gente gritando y jaleando a los maratonianos que llegaba a meta. Disfruté muchísimo esos últimos metros. Lo había conseguido, mi segunda Maratón ya estaba en el bolsillo, y sí, hice realidad otro de mis sueños: bajar de las tres horas en la distancia de Filípides.



Debut maratoniano en 2:55 y con meadita incluida. ¡Menudo crack!


Cuadro de tiempos

X. CONCLUSIONES.

Valoración de la preparación. A principios de octubre de 2015 comenzaron los entrenamientos con el objetivo de afrontar la Maratón de Sevilla. Sufrí muchos problemas físicos, a los que se unieron los inconvenientes de colocarme unos braquets, una intervención quirúrgica ambulatoria y una mudanza en el tramo final del plan. Y a pesar de todo logré completar las semanas de entrenamiento, de la primera a la última. Ha sido realmente agotador. De modo que tengo que tengo que estar contento en líneas generales, creo que me ha fortalecido mentalmente y que me servirá de mucho en el futuro.

Mis agradecimientos a la planificación de José Castilla (izquierda), mi míster en el equipo La Bolsa del Corredor-Sport, y a Víctor Platas (derecha), el ángel de la guarda de mis piernas. ¡Muchas gracias!

Valoración de la carrera. Sin duda alguna no ha sido mi mejor competición. Creo que la pérdida de peso en la preparación, nada más y nada menos que unos 5 Kg., me produjo cierto estrés en mi organismo que se hizo patente a partir del kilómetro 35 de la carrera. Éste es un factor importante que tendré en cuenta en el futuro. De todos modos me siento satisfecho por no haber chocado contra el Muro, pude controlar y dosificar las fuerzas hasta el final, tal vez demasiado. Como dice mi entrenador, todavía estoy tiernito en esto de la Maratón.

Valoración de la Zurich Maratón Sevilla. Sólo tengo palabras de elogio para la organización, voluntarios y público de esta carrera. El circuito es estupendo: rápido, llano y sin apenas curvas. Sólo el empedrado de la Plaza de España y los raíles del tranvía en el centro de la ciudad pueden resultar algo más complicado. Sin duda se trata de una Maratón con mayúsculas, he disfrutado muchísimo participando en su edición XXXII, y, si alguien me lo pregunta, no dudaré en recomendarla sin ninguna reserva. Es más, espero regresar tarde o temprano al estadio de la Cartuja y encontrar de nuevo la luz al final del túnel.